_Hola, ¿está Gastón?
Yo, del otro lado del teléfono, en casa, donde no hay ningún Gastón, me quedé paralizado con una voz de esas que las mujeres perfeccionan para atraparte desde el oído.
_ Ah, hola, vos debés ser esa belleza de la que Gastón me habló…_, le digo haciéndome el canchero.
Del otro lado escucho una risita, mezclada con su respiración, seguramente tiene la boca muy cerca del tubo, a mi me crispa la crin, hasta me dan ganas de relinchar, me enciende.
_ No, no creo, ¿quién habla ahí?
_ Soy su asistente, le tomo los mensajes, dejame tu teléfono y le aviso que llamaste, y si querés podés explicarme para qué lo buscás.
Estaba improvisando lo que se me ocurría, tenía miedo que me cortara, hubiera sido catastrófico en ese momento, ya me había hechizado completamente, y mientras trataba de pensar rápidamente cómo retenerla, imaginaba que con mi suerte, la mujer de mi vida me cortaba el teléfono y se perdía irremediablemente detrás del teléfono, irónicamente símbolo de la revolución de las comunicaciones.
_ ¿El plomero tiene asistente?, me parece que me estás tomando el pelo… _ahora ya se reía abiertamente, me había descubierto y le resulté simpático me dije _, ¿me equivoqué de número?
Ahí supe que tenía que lanzarme, poner todo lo que pudiera, no podía dejarla cortarme.
_ No te equivocaste, es el número adecuado, exacto, o vos no crees que la matemáticas tiene que ver con el destino. Hasta tu voz, tiene que ver con este número.
Ella no cortaba, ya estaba seguro que lo había conseguido, ahora estaba buscando con qué argumentos convencerla que me diera su número, ya era buena señal que no se haya molestado, que riera, que estuviera percibiendo mi entrega, una de las condiciones de la mujer de la vida de uno, que sepa todo sobre uno y que comparta los mismos sentimientos.
_ Es que en mi próximo destino urgente necesito un plomero, la cocina se me está inundando, ¿vos sabés algo de plomería?
Esta es la mía me dije, aunque no sé nada de plomería, ya vería cómo salgo de esa, lo más importante era sacarle un número, una dirección, supuse que no me daría su dirección, pero me jugué con el número.
_ Algo sé, por eso soy asistente de un plomero, viendo se aprende. Por qué no me dejás tu teléfono y yo te aviso cuándo podemos ir con Gastón.
_ Bueno, anotá, me dicen Mady, pero seguramente te va a atender mi nieta, mi tel…_
Cuando dijo eso, fue como si me fulminaran…
_ No te preocupes, anoté todo, en cuanto Gastón regrese le aviso que se comunique con vos, gracias por llamar.
Y corté. Aún no lo puedo digerir.
|